miércoles, 7 de enero de 2009

La Banda

Estaba en un lugar enorme que parecía un teatro-cine. Las sillas no estaban fijas, eran sillas plegables y tenía un techo alto, las paredes eran enormes con cortinas rojas que colgaban en pliegues. Al frente había un pequeño escenario. Eran como dos auditorios idénticos paralelos con un ambiente rojizo. No estaban muy llenos. Estaba una de mis jefas ahí, entonces me dijo: “manuch, ve a traer los instrumentos para tocar”. También estaban los compañeros con los que había trabajado en unos talleres en septiembre, ellos eran mi “banda”. Yo accedí un poco consternado pensando: “yo no sé tocar la batería”. Ya el teatro parecía empezarse a llenar. Cuando íbamos saliendo entre las filas me encontré con una tía abuela sentada esperando, me saludo de beso, como siempre sonriendo. Yo seguí caminando por un pasillo hasta que llegamos a la tienda “Universal”. Ahí compramos los instrumentos. Yo compré una batería, los demás unas guitarras, teclados, inmediatamente los llevamos al teatro. No recuerdo bien cuál instrumento le correspondía a quien, solo pensaba: “es que ni tiempo he tenido de probar como suena este aparato”. Estaba asustado y angustiado. Creo que todos estábamos porque nadie sabía tocar nada. Cuando íbamos de regreso al teatro ya estaba lleno. Había figuras muy importantes, aunque no recuerdo ninguno en especial, tenía la sensación de que había ministros, empresarios, etc. Las sillas estaban un poco desacomodadas. Caminando entre las sillas encontré otras tías abuelas, a mi abuela, todas me saludaron efusivamente esperando el “recital”. Yo cada vez más asustado pensaba, aquí no va sonar nada. De repente en el escenario estaban todos los instrumentos colocados, pensé que podría al menos travesear antes de tocar cualquier cosa. Tenía la sensación de que al menos cuento con noción del ritmo y de la música, algo sé. Pero en la batería estaba sentado Charlie Watts, el baterista de los Rolling Stones. No podía quitarlo, entonces me quede de pie detrás de él, viendo la gente esperar, cuando llegó mi jefa y me dijo al oído: “manuch, si vos crees que no va salir bien mejor no nos la jugamos, suspendamos este asunto”.

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Una bitácora pública de sueños.