viernes, 30 de abril de 2010

Desahuciado

El profesor nos espera sentado, la clase pequeña con algunos pocos compañeros. Le entrego mi trabajo y me lo devuelve, es una mierda, lo peor que ha visto.

Le digo que se equivoca, con total seguridad y convencido de su error. Cerca veo a Sindy, Ernesto y otra amiga, con mi mirada estoy diciendo que necesito su apoyo, tengo la razón. Pero ellos ríen, se burlan y dicen que me equivoco. El trabajo es una mierda. “reconócelo, es una mierda, es lo peor que hemos visto”.

Me invade una sensación inmensa de tristeza. Estoy abatido. Nada tiene sentido. El profesor está muy molesto. Siento el mundo contra mí. Sé que hay algo mal y quiero mantenerme ecuánime, trato de ignorar lo que sucede. Tomo mis cosas, rápido las pongo en mi salveque, mis amigos me miran como a un loco, con actitud de imbécil, quien no sabe lo que hace, pero dejémosle

Cuando me levanté de la silla el profesor señala que no regrese a clases con un trabajo así, luego agacha la mirada nuevamente hacia el escritorio. Mis amigos me ignoran, hacen ver que mi comportamiento es un capricho sin sentido, que el trabajo está mal.

Mientras salgo de la clase voy colocando los audífonos en mi oído, al darle play “There Goes a Tenner”, bajo las gradas, hay una plaza, tiene dos pisos el aula está arriba, abajo un pabellón y una piscina. Me siento mal.

lunes, 26 de abril de 2010

Mermelada

Islotes pequeños que forman una ciudad cosmopolita, tal vez Miami. Entre cada pequeña isla hay un puente, ancho, de piedras de cemento pintadas de blanco. Paralelo corre una acera sobre el agua que conecta electricidad a cada isla.

Ahí queremos quedarnos, sin pagar la electricidad. Sobre el extenso puente camina la gente, hay alguna celebración o feria. Mientras, salto de isla en isla tratando de no caer al agua sobre la acera paralela, es peligroso.

Queremos quedarnos, sin pagar. En la última isla hay una torre redonda, comunicada con un segundo nivel por medio de unas gradas de caracol que bajan. Abajo hay un hueco, hay velas prendidas. Un grupo de unas cinco personas negras está ahí, ¿sacerdotes? Al menos uno lo es.

A cargo de ese grupo de sacerdotes está ella. Despreocupada recibe la llamada en su celular, a él lo mataron. A un negro lo han matado tratando de robar la electricidad, yo sé. A ella le cuentan que le han hecho trizas; mientras veo en manos de alguien como le han convertido en una mermelada amarilla, envasado en un recipiente trasparente de vidrio que exhibe su cabeza en dulce conserva. Me perturba, me asusta.

Pienso, no vale la pena arriesgar y sufrir algo semejante por robar electricidad.

Acerca

Una bitácora pública de sueños.