lunes, 22 de junio de 2009

La pesadilla del Volcán

Iba cerca de las montañas de Cartago en un carro con dos compañeras de trabajo. De camino se podían sentir sismos pequeños. Podían ver gases que emanaban. Llegamos a un lugar que era un hotel o albergue. Estaba ubicado justamente en el cráter de un volcán. No obstante cuando llegamos las personas que iban a mi lado era mi familia y no mis compañeras de trabajo. Nos bajamos del carro, caminamos por los alrededores y sentía la impresión de un ambiente muy familiar. La vegetación era típica de un volcán, muy seco, árido, con olores a azufre. La verdad no era un lugar muy elegante, era más bien rústico muy a lo “tico”. Luego justo cerca del cráter había una explanada y al lado unas “cabinas” que tenían. Todas tenían un portón, estaban abiertas y había gente dentro. Todas tenían vista al cráter. Yo estaba perplejo, no podía creer que gente viniera a dormir aquí sabiendo que el volcán era sumamente activo y que podía causar erupciones en cualquier momento. La gerente del hotel nos estaba mostrando el lugar. Mi hermana y mi mama iban por un lado, mi hermano y mi papá estaban por otro lugar y mi sobrino corría. Le estábamos diciendo que no se acercara al cráter, que era muy peligroso, el volcán estaba activo. En un instante cuando estábamos cerca mi sobrino se acercó y cayó al cráter. En el sueño tuve una sensación terriblemente desgarradora. Lo tomé de una pierna y cuando lo iba sacando era como llevar un muñeco en mis manos y no lo podía creer. Estaba rígido, como de plástico, estaba muerto y no había nada que hacer. Desperté con una angustia tremenda.

lunes, 8 de junio de 2009

Transitando

Estaba en la casa de este compañero de trabajo. Su casa estaba al lado del aeropuerto. Casi podría decir que estaba en una de las salas de abordaje. Desde dentro se podía ver la autopista en la perspectiva cuando uno está en a punto de aterrizar o despegar. Recuerdo que él recibió una carta que estaba escrita en inglés. Yo se la estaba leyendo, o la leímos al mismo tiempo. Le estaban pidiendo ayuda de parte de un colegio en Estados Unidos para una actividad/trabajo. Me alegraba la noticia, y también me provocaba algo de envidia y pensaba que quería que me sucediera lo mismo, o al menos me pidiera ayuda.

En otro momento estaba alistándome para ir al aeropuerto cuando recibí una llamada de mi otra compañera de trabajo. Solo me decía que estábamos tarde. Iba en su carro por Guadalupe en un área donde siempre transito. No íbamos para el aeropuerto y estábamos dando vuelta como en círculo en un circuito que mezcla paisajes urbanos que reconozco, lugares que me son habituales y sin embargo no puedo decir que era alguno en específico.

Luego recuerdo que llegamos a una iglesia que estaba en una colina. Parecía como Barrio México, pero nuevamente era una mezcla de paisajes pero ninguno en especial. La iglesia era enorme, gótica y barroca con piedra color gris. Adentro tenía unos vitrales pintados en colores al lado en sus paredes y era altísima. Era de día y la luz iluminaba todo y daba la sensación de tranquilidad. Había silencio. Justo donde suele estar el altar había una mesa amplia. Llegaron ambos compañeros y nos encontramos como es usual para una reunión.

viernes, 5 de junio de 2009

El Cañón

Estaba en un lugar que daba la impresión de ser como el “gran cañón”. La tierra era seca, con grandes cerros áridos. Iba en carro, acompañado de alguien. Era algo absurdo o extraño, daba la sensación de estar como en un juego de video. Íbamos en el medio del cañón, el carro era tipo jeep, el plan era llegar hasta el capitolio. Pero dentro en los recovecos del cañón solo se podía observar de lejos la cúpula del capitolio. Lo malo era que la carretera impedía llegar, no había forma de avanzar eran rutas que no daban hacia el sitio. Lo curioso era como las vistas del capitolio iban cambiando así como en perspectivas según donde uno se moviera dentro del cañón. Finalmente no se podía llegar, solo se podía apreciar de lejos el edificio.
En algún momento decidimos salirnos. Posteriormente estaba por así decirlo en la entrada al parque, en una especie de estacionamiento o área de reposo e información. Alguien llegó con una persona que venía herida y era urgente llevarlo a la ciudad. No sé por qué estaba herida.

Acerca

Una bitácora pública de sueños.