domingo, 18 de octubre de 2009

Extraños Momentos

1.Estaba de viaje. Primero, me da la impresión de que andaba solo. Pero en otro momento me pareció que estaba con mi hermana y mi sobrino. Suceden algunas cosas sin conexión. La primera, recuerdo haber perdido mi maleta. Luego, estaba en una piscina con toboganes de agua donde estaba mi sobrino, muy similar a una donde habíamos estado el año pasado. El último que recuerdo es ir al aeropuerto. Estaba en un bus cuando recordé que había perdido mi maleta. Me bajé rápidamente y entre al lobby de un hotel. Pregunté en la recepción y mi maleta amarilla estaba ahí. Me sentía muy feliz y aliviado.

2.Era 31 de diciembre. El último día del año, las calles estaban casi vacías. Recuerdo que era el atardecer y hacia un sol muy intenso. Iba caminando por dónde suelo caminar de la Universidad a mi casa. Más no venía de la Universidad. Traía en mis manos algo similar a un paño azul, lo podía tomar por las dos puntas en los extremos y servía como una parapente. Venía bajando una cuesta donde se ve el sol, un paisaje rojo intenso. Estaba muy feliz y venía brincando, cada vez que brincaba lo hacía bastante alto y caía suavemente gracias al parapente. Era un momento muy feliz.

3.Caminado llegué a un lugar dónde hay un lote vacío, cerca en el mismo trayecto. Ahí había gente conocida, pero no identifico quienes son. Aparentemente íbamos a dormir ahí. Pero se sintió un temblor, entonces cambió la escena y el lugar era como el segundo piso de la casa de madera de mi abuela. En ese momento era como el cuarto donde cuando era niño me quedaba a dormir. Bajamos por las escaleras de madera y llegamos a la sala que era como una discoteca o salón de baile. Había alguien, un muchacho, estaba ensayando una especie de “break dance”. Habían otras mujeres también y estaba el coreógrafo. El lugar era enorme y desproporcionado en relación al tamaño real de la casa de mi abuela. Recuerdo que interrumpimos y dijimos que no podíamos dormir arriba porque justo acababa de temblar y lo sentíamos mucho, pero iban a tener que apagar la música. El piso también era de madera. Entonces, otras amigas que no recuerdo quienes eran, fueron y apagaron el equipo de sonido. El equipo era bastante complejo, como el de una discoteca. Luego llegó una persona-amigo, sé quién es (D). Me dice, “mirá manuch se te cayó esto”, y me da el reloj que actualmente uso, es un regalo. Le digo ¡pero como si lo ando en mi mano!, luego veo en mi mano más bien otro reloj que también tengo, pero nunca uso y también fue un regalo.

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Una bitácora pública de sueños.