miércoles, 11 de mayo de 2011

La incómoda presencia

1.
Es de noche en la casa en la avenida Mariposa. Aquella que estaba marcada por arquitectura española tardía, vieja, de madera, blanca por dentro y por fuera, confundida entre la Santa Mónica y la Melrose. Los helicópteros vuelan y rompen el silencio. Se siente un ambiente inmensamente incómodo.  Hay algo incómodo. Tal vez sea yo, mi presencia es incomoda.


El ambiente es denso, espeso, lúgubre. Noemy y Engbert están a oscuras, en la sala de la casa, sentados, cuidando dos bebés. Nos saludamos con un falso agrado de vernos, esa incomoda felicidad. Hablamos un rato en voz baja. Hablamos de mi visita, del concierto de PRINCE, de los tres días que estaré ahí.

El cuarto de atrás está listo, iluminado por una tenue luz anaranjada y una computadora, tengo sueño. El tiempo es lento, escucho ruidos. Algo sucede. Me atrevo a mirar y Noemy está en el pasillo luchando contra algo que no veo. Estalla en gritos, desesperada me dice que lleva años, años acosada por un fantasma. Me invade el pánico, mi cuerpo está frío cuando siento la presencia de algo que jamás creí posible.  En medio de la angustia y el temor, ese ser invisible recorre de arriba abajo la casa.

Tal vez nunca debí saber aquello, tal vez la incómoda presencia nunca fui yo. 

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Acerca

Una bitácora pública de sueños.